Parece ser que hay una edad, próxima a los cincuenta, en la que algunas personas sufren un desequilibrio emocional, vital, trascendental que les empuja irremediablemente a plantearse una cuestión: Ahora o nunca. Sé de algunos que les da por correr y empiezan a entrenar y no paran hasta que no consiguen hacer la Behobia - San Sebastián, aunque lleguen medio muertos. Otros se dan cuenta de que el sexo que les gustaba no era el de toda la vida, o de que con quien compartían cama, o baño, no era para siempre, o se meten en la redes sociales (facebook, twitter, linkedin…) y se obsesionan hasta que su médico les tiene que recetar FrenaRed complex (que va bastante bien). Hay quien se apunta al coro del pueblo y, como nunca han cantado y su oído ya no tiene posibilidades de mejora, el director les deja en la cuarta fila porque le dan pena, haciendo playback, eso sí. Yo quería hablarles de Goio Arrieta, que en este brete del que hablamos, un día debió decir también: Ahora o nunca. A Goio le ...